
La desnutrición crónica infantil en Guatemala es uno de los problemas más graves que el país debe afrontar debido a su alta incidencia.
Guatemala ocupa el primer lugar en cuanto a desnutrición crónica en Latinoamérica, por debajo de países más empobrecidos en la región como Haití, además ocupa el sexto lugar a nivel mundial. Unicef Guatemala advierte que al ritmo en que se aborda el tema faltarán 100 años para llegar a niveles medianamente aceptables.
Durante más de 50 años la evidencia ha mostrado que la desnutrición no se cura, sólo se previene y durante este proceso, no se han logrado modificar aún los indicadores, mientras que los datos publicados por la Secretaría de Seguridad Alimentaria y Nutricional (SESAN) indican que en lugar de mejorar hemos retrocedido respecto a los datos obtenidos en 2008 y eso lo confirman organizaciones proniñez.
La mitad de los guatemaltecos ha naufragado con un porcentaje de su capacidad cognitiva y el circulo se repite todos los años producto de la desidia de los gobiernos que no entienden que condenan a la sociedad al subdesarrollo y al fracaso.
El banco de Guatemala y el Ministerio de Finanzas reportan tasas de hasta el 8 % de crecimiento macroeconómico y una economía pujante, no obstante, la pobreza y la desnutrición también han crecido, siendo Guatemala el único país en Latinoamérica que se contradice en sus índices de desarrollo humano respecto a su riqueza.
Las esperanzas que se reduzcan los vergonzosos índices de desnutrición y de pobreza en Guatemala son escasos tomando en cuenta que las cifras se han mantenido durante varios gobiernos y en el actual van en aumento al igual que la deserción escolar y otros muchos problemas que afectan a la niñez guatemalteca.
Miguel Salay, Ciudad de Guatemala.